Cuando nos enfrentamos a la difícil
tarea de adscribirnos a una corriente historiográfica y posicionarnos frente a
los conocimientos que nos entrega el currículo aparecen una serie de dudas e
incertidumbres que nos hacen reflexionar en torno a nuestros gustos y pasiones,
pero ¿Qué hacer cuando estos no se tienen claros?, ¿Cómo encontrarlos en una sociedad
que no nos deja tiempo para pensar?, en el caso de tenerlos ¿Qué criterios de
discriminación se pueden emplear para seleccionarlos cuando las motivaciones
son muchas y diversas?
Sin duda, este proceso es muy
complejo. Implica una reflexión constante no tan solo de su desempeño como
docente sino también de aspectos personales de su vida. ¿Cómo
posicionarse dentro del aula si el docente no ha reflexionado ni mirado en su
interior para descubrir lo que lo motiva y lo que realmente fundamenta su práctica
pedagogía?, ¿Cuál es la realidad de los profesores que actualmente encontramos
en las aulas chilenas? En mi corta experiencia dentro de los colegios he
descubierto que los docentes no son conscientes de lo que realizan dentro de la
sala de clases. Existe una cierta incapacidad de los docentes en cuanto a
criticar su propia práctica pedagógica. ¿A qué se debe este fenómeno? En mi
opinión, a que el sistema educacional chileno se ha utilizado históricamente como
un medio de legitimación de la clase dirigente que lo ha moldeado según las
demandas del mercado. ¿Qué hacer con estas fallas de la formación inicial
docente? Solamente existen dos caminos, el primero de ellos es que el mismo
sistema que las originó se responsabilice por ellas y genere instancias para
que los docentes se desarrollen en estas competencias y el otro es que cada
docente se haga cargo de ellas y las solucione por su cuenta. ¿Podemos decir que en esto radica, un poco,
la mala educación de nuestro país? ¿En docentes reproductores de un
conocimiento falto de reflexión que no se vincula con la realidad de los
estudiantes?, ¿Cuál es tu opinión al respecto?