¿¿¿Historia???
En muchas ocasiones la vida moderna nos enfrenta a
situaciones que nos hacen reflexionar en torno a interrogantes como ¿Quién
soy?, ¿P ara donde voy? o aquellas que te planteas cuando congelas después del
sexto semestre o después de haber pololeado cinco años con una persona
que no valía la pena… ¿Qué he hecho de mi vida? Preguntas que tienen directa
relación con nuestro pasado-presente-futuro, en otras palabras hacen referencia
a nuestra historia. Mmmm… historia. Claramente no es la que se enseña en los
colegios, pero es la base y lo que constituye nuestro ser.
¿En qué se diferencia una de la otra? Podemos establecer que la
historia tiene tres variantes. La primera de ellas es la historia como teoría,
aquella que se encargan de configurar los especialistas del campo académico,
los historiadores, que mediante convenciones y arbitrariedades agrupan una
serie de sucesos y acontecimientos para crear una identidad común; la segunda
de ellas es la historia como experiencia, es decir, la realidad vivida
cotidianamente por los sujetos y a la que se hace referencia en las líneas
anteriores, y la historia como narración. Esta última es una mediación entre
los diversos relatos que se generan a partir de un mismo hecho y lo que se
escribe posteriormente.
Entonces, ¿A qué se debe que en la escuela solo se aborde una
parte de la historia? Claramente esto se relaciona con la ideología imperante
en nuestra sociedad, aquella que heredó de la dictadura cívico-militar el
romper y despojar a los sujetos del lazo individual-social en post del statu
quo. El poder hegemónico que ejerce esta cosmovisión se puede establecer como
lo general, pero qué sucede en el ámbito particular, ¿Qué papel desempeña el
docente en el aula para cambiar la sociedad? ¿Basta solo con quererlo o es
preciso sentir, vivir y además compartir este sueño con quien quiera
escucharlo?
Lo que no es tema de discusión en este blog es que el docente
debe posicionarse dentro de la sala de clases, pero para ello es necesario que
este se vincule con una corriente historiográfica, ya sea positivismo,
microhistoria, escuela de los Annales, etc., que guie su forma de ver y
actuar frente a la contingencia nacional. De este empoderamiento se desarrollan
los prototipos de sujetos sociales que, hacen la historia o que son meros
participantes (casi por coincidencia) de ella según la visión que se
utilice, se reflejan en la sala de clases y que por consecuencia
legitiman o rechazan la ideología dominante.
Muy interesante las temáticas que pretendes discutir.
ResponderEliminarMe llama mucho la atención, y creo también que a sido uno de mis motivantes, el hacerse cargo de la cotidianeidad de los jóvenes en su propio proceso educativo, lamentablemente como ya hemos discutido muchas veces, la escuela parece estar llena de contenidos completamente inconexos con los estudiantes, lo que a la larga genera una importante desmotivación y frustración.
Algo que nos han enseñado los escolares actuales, es que quieren y necesitan debatir temas profundos y hacerse parte de su propio sistema educativo, y en esa lógica, quienes somos nosotros como futuros profesores o los profesores actuales, para negarles ese derecho que siempre han tenido, pero a muchos se les olvido.
Saludos.
Yo diría que no se les ha olvidado, sino que se los han negado por mucho tiempo.
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