¿Qué hacer cuando la esperanza
de una nueva pedagogía sucumbe ante el sistema rutinario de las aulas chilenas?
Cruzarnos de brazos y esperar
sentados a que alguien haga la diferencia… La verdad es que no podemos tomar este
camino… ¿Cuántos docentes, en la actualidad, esperan cómodamente que nuestro
país tenga una educación de calidad, pero no hacen nada para remediar en algo
la situación? Muchos. ¿Qué se necesita para tener una educación de
calidad?, acaso ¿Qué sea gratis? Yo creo
que primero debe existir un cambio en la mentalidad de la población, es decir,
pensar en qué significa que sea de “calidad”, qué se debe potenciar o
desarrollar en los estudiantes, cuáles van a ser los parámetros para evaluar el
desempeño escolar ¿Seguirá existiendo el SIMCE y la PSU?, etc. son preguntas
que muchas veces no se plantean abiertamente en la discusión actual, pero que
son de vital importancia para un cambio estructural y de larga duración en el
sistema educativo chileno.
¿Qué significa que un docente sea
catalogado como un “buen” profesor? Qué sea un docente organizado, qué sea
metódico, qué tenga manejo de grupo, etc o que sus estudiantes realmente
aprendan, más que conocimientos, a vivir en una sociedad como la nuestra. Yo me
adscribo a esto último, un buen docente siempre lo será en la relación con sus
estudiantes y no teniendo como referencia los resultados que se obtienen luego
de realizar evaluaciones.
En mi última práctica, me
encontré con una profesora joven que tenía las características que señalamos
anteriormente. En el colegio estaba muy bien considerada, pero con el
transcurso del tiempo me di cuenta de que estas características no eran
suficientes. El contexto del curso, en su opinión, era el de estudiantes
desordenados, flojos; de los que “no pescan”, etc. y esto influía
considerablemente en su práctica pedagógica habitual. Por otro lado, lo que yo
veía era un curso con mucha energía mal dirigida. Al preguntarle por la
corriente historiográfica que
estructuraba sus clases me dijo que era el Positivismo, pero que le gustaban
mucho la Escuela de los Annales y la Historia Social… al escucharla,
inmediatamente, me pregunté ¿Cómo es esto posible? Cómo puede existir tal dicotomía entre lo que
le gusta y lo que hace dentro de la sala de clases… Después de mucho pensar
llegué a la conclusión, sumado a un par de situaciones más, que era una docente
que no se posicionaba dentro de la sala de clases. Podía hablar de Hitler, de
Stalin, de Piñera, de Pinochet y no se posicionaba frente a lo que cada uno de
estos había hecho durante el tiempo que estuvieron, y el que está, en el poder.
¿Cómo podemos pensar en un cambio educacional si dentro del aula no se condena
lo que de DEBE condenar?...