sábado, 30 de junio de 2012


¿Qué hacer cuando la esperanza de una nueva pedagogía sucumbe ante el sistema rutinario de las aulas chilenas?

Cruzarnos de brazos y esperar sentados a que alguien haga la diferencia… La verdad es que no podemos tomar este camino… ¿Cuántos docentes, en la actualidad, esperan cómodamente que nuestro país tenga una educación de calidad, pero no hacen nada para remediar en algo la situación? Muchos. ¿Qué se necesita para tener una educación de calidad?,  acaso ¿Qué sea gratis? Yo creo que primero debe existir un cambio en la mentalidad de la población, es decir, pensar en qué significa que sea de “calidad”, qué se debe potenciar o desarrollar en los estudiantes, cuáles van a ser los parámetros para evaluar el desempeño escolar ¿Seguirá existiendo el SIMCE y la PSU?, etc. son preguntas que muchas veces no se plantean abiertamente en la discusión actual, pero que son de vital importancia para un cambio estructural y de larga duración en el sistema educativo chileno.

¿Qué significa que un docente sea catalogado como un “buen” profesor? Qué sea un docente organizado, qué sea metódico, qué tenga manejo de grupo, etc o que sus estudiantes realmente aprendan, más que conocimientos, a vivir en una sociedad como la nuestra. Yo me adscribo a esto último, un buen docente siempre lo será en la relación con sus estudiantes y no teniendo como referencia los resultados que se obtienen luego de realizar evaluaciones.
En mi última práctica, me encontré con una profesora joven que tenía las características que señalamos anteriormente. En el colegio estaba muy bien considerada, pero con el transcurso del tiempo me di cuenta de que estas características no eran suficientes. El contexto del curso, en su opinión, era el de estudiantes desordenados, flojos; de los que “no pescan”, etc. y esto influía considerablemente en su práctica pedagógica habitual. Por otro lado, lo que yo veía era un curso con mucha energía mal dirigida. Al preguntarle por la corriente historiográfica  que estructuraba sus clases me dijo que era el Positivismo, pero que le gustaban mucho la Escuela de los Annales y la Historia Social… al escucharla, inmediatamente, me pregunté ¿Cómo es esto posible?  Cómo puede existir tal dicotomía entre lo que le gusta y lo que hace dentro de la sala de clases… Después de mucho pensar llegué a la conclusión, sumado a un par de situaciones más, que era una docente que no se posicionaba dentro de la sala de clases. Podía hablar de Hitler, de Stalin, de Piñera, de Pinochet y no se posicionaba frente a lo que cada uno de estos había hecho durante el tiempo que estuvieron, y el que está, en el poder. ¿Cómo podemos pensar en un cambio educacional si dentro del aula no se condena lo que de DEBE condenar?...     

4 comentarios:

  1. Buena reflexión, aunque te planteo como duda( por que yo también la tengo), estudiar que esta ocurriendo con los profesores para que estas conductas de frustración se repitan sistemáticamente, un debate mas abierto que no solo tenga que ver con las remuneraciones de estos.
    Un abrazo

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  2. Estoy de acuerdo contigo en que el problema es más complejo de lo que parece! yo creo que en los profes de mayor edad el tema de la lucas tiene mayor importancia que para los jóvenes, pero aún así me repite el mismo patrón! esto es una señal de que hay que ampliar la reflexión...
    Saludos mil!

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  3. Estimada, tu reflexion es buenisima y muy pertinente en estos dias. Lo promero es remitirme a Cuesta y su propuesta sobre el rol del docente en el aula y su "performance" y esa dicotomia entre lo que habla discursivamente y su praxis, evidentemente lo vemos constantemente. Lo anterior, creo, debe invitarnos a consolidarnos no solo teoricamnte sino problematizar sobre que nos sucede en el aula, como mejoramos nuestras practicas docentes, sin caer en dinamicas insensibles y manipuladoras, creo que una posible salida es jamas dejar de creer en el otro, desprejuciarnos y abrir nuestros horizontes a una diversidad en lo mas amplio de la palabra.
    saludos!!!!!!!

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  4. Tienes toda la razón Cristián en cuanto a que nunca hay que dejar de creer en el otro!!! Gracias por tu comentario... un abrazo!

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